En la sociedad contemporánea, las mascotas domésticas, como perros y gatos, han adquirido una notable relevancia. Según estadísticas globales de Pet Food, más del 50% de la población mundial (un 56%) tiene al menos una mascota.
América Latina destaca como la región con la mayor proporción de dueños de mascotas, con un 80% de la población latinoamericana cuidando a un animal. En Estados Unidos, el 68% de los hogares cuentan con mascotas.
Este aumento refleja un creciente amor por los animales a lo largo de los años. Las mascotas no solo pueden proporcionar compañía, sino que también tienen la capacidad de mejorar la calidad de vida y servir como compañeros de terapia en el tratamiento de diversas patologías, incluido el deterioro cognitivo.
Investigaciones recientes de la Universidad Sun Yat-sen en China indican que las mascotas pueden contribuir a mantener un cerebro saludable en personas mayores que viven solas. Según un informe publicado en la revista Jama Network, tener una mascota se asocia con un menor deterioro de la memoria y la fluidez verbal en adultos mayores que viven solos. Sin embargo, estos beneficios no se observan de la misma manera en las personas que conviven con otros.
El estudio, que analizó a 7,945 individuos mayores de 50 años, reveló que tener una mascota estaba relacionado con tasas más lentas de deterioro cognitivo en memoria y fluidez verbal para aquellos que viven solos. Los hallazgos sugieren que la presencia de una mascota puede estar asociada con un declive cognitivo más lento en adultos mayores que viven solos.
Los expertos destacan la necesidad de realizar ensayos clínicos aleatorios para evaluar si tener una mascota puede reducir la tasa de deterioro cognitivo en esta población. La interacción con mascotas podría contrarrestar los efectos negativos de la soledad asociados al envejecimiento, proporcionando a los adultos mayores una sensación de propósito y responsabilidad, lo que podría actuar como un factor protector contra el deterioro cognitivo.
Este estudio resalta la importancia de identificar poblaciones de alto riesgo y factores de riesgo modificables para desarrollar intervenciones de salud pública que promuevan un envejecimiento saludable en una sociedad que enfrenta el desafío del deterioro cognitivo y la demencia.
Véase también: Cómo consultar los resultados de la sexta convocatoria de Jóvenes a la U