Oficial se sumergió 93 días en el fondo del océano Atlántico y descubrió algo sorprendente
Increíble pero cierto, durante 93 días, Joe Dituri, un exoficial de la Marina, vivió en una cápsula de 9.2 metros cuadrados en el fondo del océano Atlántico para estudiar cómo los entornos presurizados afectan al cuerpo humano y regresó a la superficie con una gran hazaña. Este experimento le permitió establecer un nuevo récord mundial de permanencia bajo el agua.
El ingeniero biomédico afirmó que el tiempo que pasó bajo el agua tuvo un efecto rejuvenecedor en el oficial naval retirado, haciéndolo aparentar diez años más joven. Después de su regreso a tierra, los médicos evaluaron su estado de salud y descubrieron resultados sorprendentes: sus telómeros, las secuencias de ADN que se encuentran en los extremos de los cromosomas y que disminuyen con la edad, se alargaron un 20% en comparación con los que tenía antes de sumergirse en marzo de 2023. Además, se encontraron diez veces más células madre en su organismo que al inicio del estudio.
Según el protagonista de esta historia, la inmersión en las profundidades del océano le permitió desconectarse de todo y encontrar una paz interior que nunca antes había experimentado. Durante su estancia en el fondo marino, se dedicó a meditar y a realizar ejercicios de respiración y relajación, lo que le permitió liberar tensiones acumuladas y reducir su estrés.
Los resultados
Luego de hibernar en el fondo del océano, el cuerpo experimenta beneficios notables, como un aumento en el porcentaje de sueño REM profundo durante la noche, que normalmente solo representa el 25%, pero ahora alcanza entre el 60% y el 66%.
Este tipo de sueño es crucial para la energización del cerebro y del organismo, y es cuando se sueña. Además, Dituri experimentó una reducción significativa en su colesterol, con una disminución de 72 puntos, y sus marcadores inflamatorios también se redujeron a la mitad. Estos cambios positivos se atribuyen a la presión, que ha demostrado tener efectos beneficiosos en el cuerpo.
El investigador llevó a cabo una rutina de ejercicio utilizando únicamente bandas elásticas para fortalecer su cuerpo durante una hora, cinco días a la semana mientras se encontraba en aguas profundas. Gracias a esto, ha sido capaz de mantener la masa muscular que obtuvo durante su expedición. Además, ha notado un aumento en su metabolismo, lo que le ha permitido reducir su peso corporal.
El investigador comparó su experiencia en la cápsula submarina con los beneficios que se obtienen en una cámara hiperbárica, que mejora la salud cerebral y aumenta la cognición. Finalmente, afirmó que su experiencia en el fondo del océano Atlántico es similar a lo que podrían experimentar los astronautas en un viaje a Marte.
Los científicos han comenzado a estudiar este caso con detenimiento y han encontrado algunas pistas interesantes. Al parecer, la falta de luz y la presión extrema del agua podrían haber estimulado la producción de ciertas hormonas que tienen un efecto rejuvenecedor sobre el cuerpo humano.