Para nadie es un secreto que la lactancia materna es en algunos casos un proceso difícil de llevar, sobretodo para madres primerizas que pueden presentar inconvenientes con la producción de leche y experimentar dolores y sangrados debido a la succión del bebé en las primeras semanas.
Aunque muchas mujeres creen que la lactancia materna se puede suplir con el suministro de leche de fórmula, lo cierto es que de acuerdo con diversos estudios, durante este tipo de alimentación los bebés no solo adquieren defensas sino que también establecen una conexión única con la madre.
La leche materna es el alimento ideal para un bebé, pues contiene todos los elementos nutritivos que necesita para su crecimiento y desarrollo, así como las sustancias que lo protegen contra infecciones y alergias.
La cantidad y calidad de la leche materna es suficiente, por lo que durante los primeros seis meses de vida no es necesario complementar con otros alimentos como agua, té o jugos, de hecho no es recomendable, pues el sistema digestivo de los recién nacidos no está preparado para procesar este tipo de alimentos.
De acuerdo con diversos estudios, los bebés amamantados tienen menos probabilidades de desarrollar obesidad tanto en la infancia como en la edad adulta, además también tienen menores probabilidades de enfermarse, pues desarrollan los anticuerpos suficientes para combatir de forma efectiva virus, infecciones y otras enfermedades.
El estudio
De hecho, según un equipo de investigadores de la Sociedad Química Americana (ACS), la leche materna tiene un tipo específico de azúcares que es capaz de ofrecerles a los infantes protección sólida contra infecciones.
Esto se determinó a través de experimentos donde se probó el impacto de los oligosacáridos de la leche humana en células y tejidos humanos y en ratones, concluyendo que en efecto su administración previene las infecciones por estreptococos del grupo B, un tipo de bacteria de fácil transmisión durante el parto.
Los bebés recién nacidos están más expuestos a ciertas enfermedades porque su sistema inmune es frágil y no está preparado para afrontarlas como lo haría un humano de mayor edad; sin embargo, la mejor forma de preparar a un recién nacido para esto sería suministrándole leche materna.
Este hallazgo constituye una nueva evidencia de que la leche materna ofrece beneficios invaluables para la supervivencia y salud de los recién nacidos, y uno de ellos es la protección contra infecciones. En ese sentido, el estudio de la leche materna podría conducir a nuevas alternativas que sustituyan el uso de antibióticos y ayuden a luchar contra la resistencia.
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