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Descubren la forma de desactivar el “gen de la ansiedad”

La ansiedad es definida por la biblioteca nacional de medicina de Estados Unidos, Medline Plus, como un trastorno mental que produce una intensa sensación de miedo, temor e inquietud y puede hacer que una persona sufra tensión, descontrol corporal e incluso palpitaciones. 

Aunque en ocasiones este sentimiento puede ser una respuesta efectiva del cuerpo ante situaciones estresantes en las cuales se requiere un impulso de energía para actuar, cuando se sale de control pasa a ser crónico y puede empeorar con el tiempo. 

Existen tres tipos específicos de ansiedad: trastorno de ansiedad generalizada, trastorno de pánico y fobias, cada uno de ellos con sus características especiales. Aunque no se conoce la causa por la que una persona puede desarrollar ansiedad, se cree que factores como la genética, la biología y química del cerebro, el estrés y el entorno pueden intervenir. 

De acuerdo con cifras oficiales de la Organización Mundial de la Salud, este trastorno mental es el más común. En 2019, 301 millones de personas sufrían un trastorno de ansiedad, entre ellos 58 millones de niños y adolescentes. 

El Instituto Nacional de Salud Mental (NHI), explica que los principales tratamientos para los trastornos de ansiedad son la psicoterapia y los medicamentos o una combinación de ambos. Por una parte, la terapia cognitiva conductual enseña a los pacientes diferentes formas de pensar y comportarse, lo que puede ayudarles a cambiar cómo reaccionan ante las cosas que le causan miedo y ansiedad.

Por otro lado, los fármacos que se usan para tratar este tipo de trastornos incluyen medicamentos contra la ansiedad y ciertos antidepresivos. Algunos tipos de medicamentos pueden funcionar mejor para tipos específicos de trastornos de ansiedad.

A pesar de todo esto, los científicos continúan en la búsqueda de un método más efectivo para exterminar la enfermedad. Es por ello que en fechas recientes hicieron un importante descubrimiento que sería esencial para dar paso a nuevos tratamientos.

Se trata del “gen de la ansiedad”. En la investigación, el equipo de expertos del Reino  Unido sometió a ratones durante 6 horas para inducir una respuesta de estrés y analizó el cerebro de los roedores a nivel molecular.

Fue así como descubrieron que existía un aumento de los niveles de cinco microARN (miARN), que son pequeñas moléculas que ayudan a determinar qué genes de una célula se expresan y cuáles no en la amígdala, la región del cerebro implicada en la ansiedad.

«Los miARN están estratégicamente preparados para controlar enfermedades neuropsiquiátricas complejas como la ansiedad«, indicó Valentina Mosienko, coautora del estudio. «Pero los mecanismos moleculares y celulares que utilizan para regular la resiliencia y la susceptibilidad al estrés eran hasta ahora, en gran medida, desconocidos», añadió. 

Los expertos concluyeron que este hallazgo sería el inicio de nuevas terapias más efectivas contra la ansiedad. «La vía miR483-5p/Pgap2 (…) ofrece un enorme potencial para el desarrollo de terapias contra la ansiedad», dijo Mosienko.

Véase también: Abierta la segunda convocatoria del Banco de Iniciativas Juveniles

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