El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) es uno de los trastornos más comunes del neurodesarrollo en la infancia, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC). Este trastorno puede persistir hasta la edad adulta y se caracteriza por dificultades para prestar atención, controlar conductas impulsivas y comportamientos excesivamente activos.
Los niños con TDAH no logran superar estas conductas a medida que crecen, a diferencia de otros niños. Algunas de las conductas más comunes son fantasear mucho, olvidar o perder cosas con frecuencia, moverse nerviosamente, hablar mucho, cometer errores por descuido o correr riesgos innecesarios, tener problemas para resistir la tentación, tener dificultades para respetar turnos y llevarse bien con otros.
El TDAH afecta al 2% y 5% de la población infantil y es una de las patologías psiquiátricas más importantes en la Psiquiatría Infanto-Juvenil, constituyendo cerca del 50% de la población clínica. Se revela antes de los 7 años y es crónico, con más del 80% de los niños que seguirán presentando problemas durante la adolescencia y entre el 30% y 65% en la edad adulta.
Aunque aún se desconocen las causas concretas de este trastorno, los científicos señalan que la genética juega un papel importante. Otras causas podrían ser lesión cerebral, exposición ambiental al plomo, consumo de alcohol o tabaco durante el embarazo, parto prematuro y bajo peso al nacer. Aunque no se ha demostrado que el TDAH se origine por comer demasiada azúcar o ver demasiada televisión, estas situaciones podrían empeorar los síntomas.
Los adultos con TDAH no diagnosticados en su niñez o adolescencia pueden haber desarrollado habilidades para camuflar esta condición. Según Tahlia Lehmann, una tiktoker diagnosticada con este trastorno y maestra, existen 5 señales concretas que podrían indicar que sufres TDAH en la adultez: enmascarar el trastorno, parecer confiado pero sentirse ansioso por dentro, distraerse con frecuencia y ser «perezoso», sentirse muy agotado y sentirse inquieto.
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