Estudio revela que escuchar música baja los niveles de estrés
Los seres humanos nacemos con la capacidad de diferenciar el ruido del sonido musical, de ahí que escuchar ciertas melodías a lo largo del día sea tan beneficioso para la mayoría de personas. Pero escuchar música a diario no solo tiene un impacto positivo en nuestro bienestar, también contribuye a mantener la buena salud de importantes órganos como el cerebro y el corazón.
De acuerdo con una nueva investigación liderada por expertos de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos, existen varios factores positivos que puede adquirir el ser humano con respecto a su salud por el simple hecho de escuchar música de manera diaria o prolongada.
Según la investigadora Immaculata de Vivo, reconocida mundialmente por sus investigaciones en epidemiología del cáncer, los órganos que más se benefician al escuchar música por largos periodos de tiempo son el cerebro y el corazón. “El que más se beneficia de los efectos calmantes de la música es nuestro sistema cardiovascular, que es el que más se resiente por el estrés”, señala.
Por su parte, el musicoterapeuta neurológico Brian Harris, indica que “esta conexión podría explicar por qué la música relajante puede disminuir la frecuencia cardíaca, la frecuencia respiratoria y la presión arterial, y también parece aliviar el dolor, el estrés y la ansiedad”.
Durante el estudio, se evaluó el comportamiento del cuerpo humano ante los diferentes géneros musicales, comparando factores como la presión arterial y la frecuencia cardíaca al escuchar música clásica y temas de agrupaciones juveniles.
Gracias a este análisis se pudo determinar que la música clásica beneficiaba tanto la presión arterial como la frecuencia cardiaca, mientras que el otro tipo de música no tuvo el mismo efecto; sin embargo, ambos manifestaron efectos positivos en los niveles de cortisol, conocida como la hormona de la felicidad.
Adicionalmente, quienes tenían problemas del corazón, dolores de pecho o ansiedad, manifestaron efectos calmantes al escuchar por al menos 30 minutos seguidos la Sinfonía 40 en sol menor de Mozart.
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